
• Eterno aprendiz y soñador incurable, eres autor de “Dónde tus sueños te lleven”, una novela autobiográfica que ha conseguido ayudar a miles de personas a dar ese paso necesario de romper con miedos, creencias limitantes, dudas y todos esos bloqueos que en ocasiones nos llevan al caos. Para ti, Javier, siempre hay una oportunidad de cambio, aunque a veces hay que tocar fondo y caer en pozo profundo para reaccionar y ver la salida.
En ese libro están 25 años de mi vida camuflados. La historia inicial está inspirada en una historia real que sucedió en Los Andes aunque la sitúo en el Himalaya. Se trata de una persona que cuando está a punto de alcanzar su sueño, está a punto de hacer cima, de pronto todo cambia. De pronto, las circunstancias cambian por completo. Cambia el tiempo, llega una tormenta increíble…
Sucede de la misma manera que en la vida cuando esperamos que las cosas ocurran de una determinada manera y de repente sucede algo que hace que todo de la vuelta. Y entonces, tu mundo se desmorona.
Esto es algo que todos vivimos. Todas las personas pasamos una fase en nuestra vida en la que absolutamente todo se desmorona a nuestro alrededor y en la que parece que si algo puedo ir mal, va a ir mal.
Momentos en los que pierdes el control de tus pensamientos, de tus emociones y dejas de creer que eres capaz de salir de ahí. Por ese momento pasa todo el mundo, mínimo una vez en la vida. Y la cuestión es cómo te las arreglas… Cuando dejas de creer en ti, cuando bajas a las alcantarillas emocionales de la vida, ¿cómo vuelves a levantarte?
El libro trata todo ese proceso de transformación. Una demostración de que, independientemente de lo que esté pasando en tu vida, siempre se pueden cambiar las cosas, siempre te puedes levantar, coger los trozos que han quedado del desastre y construir algo mejor. Siempre se puede.
Yo no tengo la frase mágica para decir “vas a salir de esto”, pero lo que sí sé es una cosa y es que, independientemente de lo que pase, al final lo que realmente importa es como tú reaccionas ante lo que pasa. Hay cosas en la vida que no se pueden cambiar, hay desgracias, problemas, accidentes y muertes que ocurren y no puedes hacer nada para evitarlas. Pero la cuestión es cómo respondes ante todo eso. Puedes convertirte en una víctima todavía mayor para conseguir dar pena y que se apiaden de tí o si eres capaz de tomar esa experiencia y convertirlo en algo que te puede enriquecer y que puede ayudar a otros. Yo no sé lo que nos queda de vida pero lo importante no es lo que te quede de vida sino cómo decidas vivirla.
Hay mil maneras de ver las cosas, pero lo que realmente importa es como interpretamos lo que sucede.
La semana pasada estuve de visita en la cárcel con personas que están allí metidas desde hace más de 20 años y que sabes que ya nunca saldrán. Y ellos me pedían un motivo para vivir. Si buscas siempre lo hay, pero a veces uno tiene que salir de sí mismo. La pregunta es, ¿por quién estás dispuesto a luchar, por quién estás dispuesto a sacrificarte? ¿A quién puedes ayudar? A veces, el propio dolor de uno mismo es el que sirve de ayuda para otros.
– La cuestión es, ¿cuándo cambia una vida, cuándo cambia una persona? El momento del cambio es el día que tú tomas una decisión. Una decisión irracional, una decisión que te sale de las tripas, que te sale del corazón…
No es “voy a probar a ver si puedo cambiar o no”, no es un “me gustaría” ni un “voy a intentarlo”. No es el día 31 de diciembre con una copa de champán en la mano haciendo un propósito de año nuevo para ver si mi vida cambia. Es un momento en el que o has encontrado un motivo por el que luchar, un sueño inspirador o algo que realmente te motiva o ha llegado un momento en que realmente tocas fondo y te duele tanto que ya no tienes nada que perder y a partir de ahí solo puedes ganar.
A veces, estamos demasiado cómodos en la incomodidad, nos quejamos pero no hacemos nada, no damos un paso al frente. Pero hay veces que realmente tocas fondo y eso se convierte, en muchos casos, en el trampolín a partir del cual poder salir. En el momento en el que tomas una decisión porque ya no estás dispuesto a seguir así es cuando decides que vas a dejar de justificar lo injustificable y vas a dejar de soportar lo soportable. No sé qué voy a hacer ni cómo pero quiero cambiar.
Es ese momento de decisión brutal emocional donde empieza el cambio. ¿Cómo? El cómo aparecerá después. Pero si tienes todo el conocimiento del planeta, todos los libros y todo el saber si no es una cosa que sale de ti, de tu corazón, no vas a dar ningún paso en la vida. Todo el mundo no se mueve por lógica, se mueve por emociones. Y a partir de ahí, aprender a crecer y a caminar. Aprender a no convertirnos en nuestro propio enemigo, no hay nadie más cruel muchas veces que nosotros mismos… ¡a veces deberíamos ir a comisaría a auto denunciarnos por maltrato!
El siguiente paso de ese cambio, es conseguir que la mente te hable mejor, sea tu mayor aliado y creas en ti mismo porque eso es lo que te va a abrir las puertas a multitud de posibilidades.
El entorno es importantísimo. El entorno te puede hundir o te puede alzar. Si tienes a tu alrededor personas que no creen en ti, tienes un grave problema. A veces tenemos personas alrededor que tienen la mejor intención del mundo pero te hablan desde sus propios miedos, y te quieren proteger pero lo cierto es que te están robando la esperanza, la ilusión, la confianza, te están robando los sueños.
Tienes que rodearte de personas que de alguna manera te empujen hacia ellos, no te los roben, personas que crean en ti. Algunas veces tenemos dar un paso al frente o una media vuelta y desprendernos de esas personas que nos roban. Cuántas personas han llegado mucho más lejos de lo que nunca hubieran soñado porque alguien creyó en ellos cuando ni ellos creían en sí mismos.
Todo el mundo tiene una historia. Tú y yo y no hay ser humano en el planeta que no tenga una historia. Y esa historia que tú mismo te cuentas es lo que te detiene en la vida, la empleas para justificar una situación. El pasado se debe utilizar como una experiencia no como un látigo para fustigarte o como una excusa. Si quieres escuchar una historia increíble del pasado pues interésate por la de Oprah Winfrey, una de las personas más poderosas del planeta. Ella misma ha confesado en varias ocasiones que vivió una infancia miserable, sufrió abusos sexuales de pequeña y que dio a luz de adolescente a un niño que murió poco después… Cuántos no dirían, ¿cómo esta persona va a lograr algo en su vida? Y de ahí a convertirse en la mujer con mayor network del planeta a nivel de prensa y medios de comunicación, con un programa de televisión de mayor audiencia desde hace más de 25 años y con una de las más grandes fortunas de Estados Unidos. Pero si tú miras su pasado, ¿quién hubiera apostado un euro a que esa persona hubiese triunfado? ¡Nadie!
Tu pasado no determina tu futuro. Tu pasado puede condicionarte en ciertos aspectos, pero no es una cárcel, puedes salir de él. Es una historia de la que te tienes que divorciar porque tú eres el escritor de esa historia y no puedes estar siempre justificándote por lo que te pasó.
Yo en el libro digo en la última hoja que el pasado es como la estela del barco, como si miras al cielo y ves esa estela de humo blanco que deja el avión detrás. Eso no es lo que empuja al avión, no es lo que dicta hacia dónde va a ir el avión, el piloto que eres tú puede cambiar el rumbo en cualquier momento. Eso es el pasado y el pasado no dirige tu futuro.
La vuelta a la tortilla sólo se la puedes dar tú.