Las Locas

No nos llames Dolores, llámanos locas…

LOCA 1

Marian. Edad: la perfecta para saber lo que no quiero. Estado: feliz sin sobrevalorar la felicidad. Dirección: nunca sé cuál dar, debido a mis mudanzas anuales. Objetivo: Quiero un trabajo que haga bailar a mi corazón, voy a tirar del hilo e intentar desliar esta madeja. Ser madre, hija, esposa, hermana y amiga me da el reporte necesario para atreverme a hablar de mujeres… ¿¡Qué, que no!?

LOCA 2

Laura, loca de la colina con constantes ganas de bailar, correr, gritar y reír. Insoportable la mayor parte del tiempo, con muy mal despertar y más sueños de día que de noche. Escribiendo esto con la música de los cascos a tope, cantando a grito ´pelao´, con la energía de quien quiere comerse el mundo y sólo escucha a su corazón. Loca por vivir porque, por fin, he cogido las riendas de mi vida. Y porque estoy convencida de que siempre hay algo que lo cambia todo, ¿hacemos que pase?

Primeras  Locuras

Todo comenzó en un estudio de radio. Tan peliculero como suena: dos completas desconocidas sentadas en torno a una mesa de madera redonda, con unos cascos enormes que no nos hacían nada monas (¡pero nada!), un micrófono y una lucecita roja en el centro amenazando con lanzarnos al directo. Y allí, en esos segundos de vacío sonoro en el que un remolino de nervios se apodera de tu mente intentando crear un plan elocuente de lo que vas a soltar por tu boca, fue cuando se hizo la luz al final del túnel. Cuando comenzamos a andar, cuando lo vimos todo claro. Sí, eso mismo que estás pensando: ¡cuando nos dejamos de tonterías! Y decidimos que ya estaba bien de dejarnos vivir –cada una de nosotras inmersas en un torbellino de preocupaciones, adversidades y problemas que no nos dejaban ver más allá- y cogimos al toro por los cuernos.

Y TODO ESTO… ¿PARA QUÉ?

¡Y todo eso no se podía quedar ahí! ¡NO! Si a nosotras nos estaba ayudando tanto, teníamos que hacer que se corriera la voz, ¡que viera mundo! Todo ese mundo que se nos estaba abriendo ante nuestros ojos. Así que en toda esta locura en la que nos hemos embarcado hemos escrito un libro, hemos cogido todos los trenes que se nos han puesto por delante –muchos de ellos, literalmente hablando-, hemos conversado con gente alucinante, hemos corrido alguna que otra carrera, nos hemos pasado a la quinoa, el muesli y la estevia, hemos llorado un montón porque, sin duda, ningún ataque de risa se puede comparar al que viene después de llorar a moco tendido. Y porque, cuando has estado a oscuras durante un tiempo, el primer rayo de luz es lo más parecido a un milagro.

No hemos inventado la bombilla ni diseñado ningún cohete espacial y tampoco tenemos varitas mágicas. Simplemente, hemos vivido momentazos que nos han hecho salirnos de nuestra órbita y volver cargadas de ganas de vivir locamente y de ayudarte a que te asomes a otra ventana por la que entre más luz.

Si en nuestra mano está, con nuestras experiencias y con nuestra locura, restarte un ratico de sufrimiento y hacer de tu día a día algo valioso… ¡objetivo cumplido!

VUÉLVETE LOCA

No hace falta que escales el Kilimanjaro, corras la Maratón de Nueva York o te subas a unos tacones de infarto a las 7 de la mañana… O sí, lo que tú quieras ¡Pero vuélvete loca!

Busca un trabajo que te apasione o la manera de encontrarle las cosquillas a ese que tienes, elige la mejor de tus opciones pero volviéndote loca.

Habla a gritos, a susurros, tarareando esa musiquilla que no se te va de la cabeza o con lenguaje de signos pero di lo que quieras decir, con las palabras que mejor te definan, con la cadencia y la entonación que te haga sentir bien.

Pelea, lucha o resígnate, confórmate o patalea. Haz lo que quieras pero sólo porque tú lo quieres.

Pierde la cabeza, las llaves, la vergüenza. Pierde la noción del tiempo. Pero no pierdas el rumbo. Ni la inocencia y el brillo en los ojos. No pierdas la capacidad de soñar y de creer en tus sueños. Piérdete tú. Y déjate encontrar… ¡O no!

¡Haz locuras! Pero hazlas sólo porque te da la gana. Y porque esas ganas son la energía con la que despiertas cada mañana.

Cierra los ojos y respira hondo. Llora, si es lo que te toca ahora. ¡Huye! Pero después, levántate y anda, que ya habrá tiempo de correr.

El mundo es tuyo, créetelo. ¡Y cómetelo, que no engorda!

Haz el tonto, haz el perro, haz el idiota o no hagas absolutamente nada pero ¡vive!

Tranquila, nunca es demasiado pronto y nunca es demasiado tarde. El momento es ahora, si es que tú quieras que lo sea.

Vuélvete loca por ti. Y por la vida que tienes, porque es tuya y has decidido cómo quieres vivirla.

Haz lo que quieras, lo que te dé la gana pero que sea lo que, de verdad, te vuelva loca.

Nos dirigimos a ti loca, a ti que te pica la curiosidad de la locura, a ti que buscas encontrar ese espacio donde te sientas cómoda sin estereotipos, donde encuentras naturalidad y ese calorcito de tú a tú. Donde tu día a día es lo que cuenta, con tus risas y con tus llantos, con el malhumor de primera hora de la mañana y con las risas de la hora de comer. De aquí parten los sueños. Buscamos gente que, como nosotras,  tiene los pies en la tierra y la cabeza llena de sueños.

¡¡Sube que te llevamos!!

DOSIS DE LOCURA

¡QUÉ LOCURA CON LA COMIDA!

Dieta vegetariana, vegana, crudivegana, macrobiótica, energética, paleolítica, de la alcachofa, del limón, del pepino, de la falda de volantes, del tacón, pero… ¿Estamos locos o qué? Pues sí, absolutamente sí.

Como buenas locas por comer, este tema nos interesa muy mucho, pero… ¿Qué está pasando con la comida? Lo que debería ser algo super saludable por todo lo que representa: cuidar y mimar estos cuerpazos, alimentarlos y darles energía, se está convirtiendo en algo muy, muy loco. A los herbívoros los alimentamos con piensos producidos con carnes, a los peces los hemos encerrado en jaulas, las lechugas crecen con tantos químicos que podríamos hacerlas mutantes para enviarlas a Marte y que invadieran el planeta, los sandías son cuadradas, acaban de sacar tomates con sabor a limón, y lo mejor es que nuestros cerebros van en ese camino con los hábitos alimentarios que hemos adquirido en los últimos 50 años.

Pero claro, como dicen que los locos siempre dicen la verdad, sin reparos ni prejuicios, sin bajar la mirada o esconder la mano, sin miedo a interpretaciones y valoraciones, pues vamos a hablar en código loco sobre todos estos temas sin temor y con amor.

Pero lo más importante, es que vamos a ir conociendo trucos, recetas, cocineros y cocinetas, profesionales y vocacionales, que nos enseñen y orienten a comer y vivir mejor.

Estos cuerpazos no se merecen menos.

Eso sí, de aquí no se libra nadie de cocinar…

Bon ápetit!

Queremos que disfrutes de un rato para ti cada día

Y que todos esos ratos juntos hagan de ti una mujer diferente

QUE CORRA EL AIRE

Para. Sí, tú, detente. Cierra los ojos y respira. Deja que corra el aire por tus pulmones y siente como te llenas de vida.

¿Cuánto tiempo llevas sin darte cuenta que no te dedicas un rato para ti, sin ir corriendo a todas partes, sin dejarte llevar por el ritmo que marcan las obligaciones diarias, las preocupaciones, las eternas comeduras de cabeza, y sus inseparables culpabilidades?

¿Cuánto hace que no te das un respiro?

Para. Sí, tú, detente un segundo y coge aire. Respira.

Sal a correr, a andar, escala montañas, hunde tus pies en arena, o pégate un baño eterno en el mar. Monta en bici, aprende a jugar al tenis… Deja de fumar. Haz hueco para llenarte de aire por todas esas veces que te falta y sientes que te ahogas.

Queremos que disfrutes de un rato para ti cada día. Y que todos esos ratos juntos hagan de ti una mujer diferente.

Muévete de un lado a otro hasta que encuentres tu sitio donde respirar y el deporte que te haga sentir más viva.

Deja que corra el aire… ¡Y corre tú con él!

COMO DUELE…

¡Mira que hasta hablar de esto cuesta! Aceptar que somos seres a merced del destino, reconocer que somos débiles y vulnerables y que podemos sentirnos abatidos, duele, y nos escondemos para que duela a oscuras y a solas.

Pero… no siempre hay que negar y hacer caso a las canciones, echa a un lado ese ´Baby don’t cry!´, llora a moco tendido, que se te transformen los párpados en globos rosas y la respiración baile sin ritmo, a destiempo con esos suspiros profundos incontrolables, esa cadencia que marcan los golpes de corazón. Acompáñate, clama al cielo y pide justicia, cabréate, concédete tu Mr. Hyde, porque eres humana, y porque lo que duele, duele mucho. Pero eso sí, no dejes que tu tristeza se acomode en tu vida, dale su momento de gloria y después a por ella sin tregua, a arrinconarla y a ganarle cada día un pasito.

Hasta los días más horribles, terminan y empieza otro. Siempre sale el sol.

Y TÚ, ¿QUÉ AMAS?

Siempre, siempre, siempre hay un por qué. Un motivo por el que salir de dónde sea que te encuentres: un sentido que cumplir, una causa a la que servir o una persona a la que amar. Sólo hay que encontrar qué es lo que amamos y luchar por eso, porque entonces habremos encontrado el sentido a nuestra vida y la razón por la que salir adelante se convierta en una obligación.

A veces, no somos capaces de verlo porque nos enroscamos en buscar excusas, razones o tiritas para el dolor y, sin embargo, sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor para encontrar la salida. La tuya es una vida llena de oportunidades. Tal vez sea cuestión de volver a mirar.

Estos son nuestros amores:

Amo mi caos, con mis altos y mis bajos, mis arranques y mis paradas, mi ahora sí,  y ahora no, hasta que todo me lleva a mi mejor decisión, o no.

Amo cantar cuando estoy sola y nadie me oye, aunque las letras no se me quedan ni muerta.

Amo mi sofá. No sólo lo amo, tenemos una relación de pasión-amor-odio, creo que tengo dependencia emocional, otro objetivo para superar.

Pero lo que más amo de todo es a mi familia, como dice la Gloria Stefan, amo a mi gente. A mis hijas, las cielo.

Amo el sol, el mar, el aire, el vino, el té, las risas, el cine, la música, por supuesto, y todo esto me lleva a que amo profundamente la vida.

 

– Amo todo lo que me ha traído hasta aquí porque me ha convertido en alguien más fuerte, más loca y con muchas historietas de abuela cebolleta que contar a mis hijos.

Odio ser tan cabezona pero me encanta saber que cuando no consigo algo a la primera, voy a por la segunda y a por la tercera… y así hasta ir a por todas.

Esa manía incorregible de buscar música por todas partes. Amo esa que suena a mi alrededor cuando me siento libre.

Me gustan las faldas de lunares, los tacones y la sangría fresquita. Me gusta que me toquen las palmas porque siempre bailo, no falla.

Y amo la primera vez de cualquier cosa porque son irrepetibles, pero me vuelven loca las segundas oportunidades porque son absolutamente increíbles.

 

Y tú, ¿qué amas?

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