Las segundas oportunidades son esas cosas que pasan cuando lo das todo por perdido y de repente la vida, o el tren ese que todo el mundo dice que pasa una sola vez —tiene que estar cansado el pobre tren de echar todo el día viajes de una sola vez— te grita: «¡Pero cómo puedes ser tan tonta! Levanta de ahí y muévete, siempre hay algo que hacer. ¡Siempre!». Y todo eso con voz de mala leche y golpetazo final en la mesa.
Así que una noche empecé a moverme. Y la cosa quedó así:
Conclusiones alcanzadas:
- Aire limpio.
- Agua.
- Alimentos ecológicos.
- Amor.
Casi conclusiones:
- No hago nada de deporte.
- Pensar tanto no debe ser bueno.
- Menos mal que bebo mucha agua…
- Comer bien es indispensable. Vivir del aire no se incluye entre los alimentos ecológicos.
- ¿Cómo había podido vivir todo ese tiempo sin pasión?
- Le ha faltado la música entre los combustibles básicos, ¿no?
Conclusiones que se intuían a lo lejos… (¡tardonas!):
- Nada en esta vida impide ser feliz. No lo hay. No rastrees en tu cabeza para darme ejemplos. Con cualquier situación, enfermedad o problema, el ser humano es capaz de encontrar alguna razón por la que ser feliz. Solo hace falta educar a nuestra mente. (¡Solo, dice!)
- Y nada es lo suficientemente difícil como para no conseguirlo. ¿Cómo era eso? «Lo difícil, al momento. Para los milagros, ya me tomo un poco de tiempo». Los milagros existen; ¿cómo no van a existir si nosotros somos uno de ellos? Lo que pasa es que cada uno los llama como quiere. Eso va en gustos.
- El amor está por encima de cualquier convencimiento racional o irracional. Por encima, incluso, de nosotros mismos. Nadie puede vivir sin amor, y si lo hace, sería supervivencia pura.
- La primera vez de cualquier cosa es mágica, pero las segundas oportunidades son absolutamente increíbles.
- Los sueños, los objetivos y las metas existen. No son rumores. La mayoría del tiempo, el escenario en el que las colocamos es bastante cursi y lleno de frasecitas, pero lo cierto es que son el motor de la ilusión. Y, amigo, la ilusión debía venirnos incluida en nuestra programación genética porque puede con todo. Si el amor mueve montañas, la ilusión las coloca en medio del mar e inaugura islas y les pone calles.
- ¿Es que nadie va a poner música en este proceso de desaprendizaje para aprender? ¡No se puede vivir sin música!
- Estar triste, llorar o gritar es un derecho y una obligación. A veces, no hace falta poder con todo. A veces, hace falta apagar todas las luces y respirar. Los superpoderes luminosos no aparecen cuando se les llama, sino cuando se los necesita.
- Siempre sale el sol.